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Un informe de Selene Gatti y Helena Spongenberg, respaldado por el Fondo Europeo para el Periodismo Medioambiental, revela el impacto nocivo de la industria con personas-animales en el medio ambiente y los residentes locales. Además de generar hasta el 87% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, estas fábricas producen sulfuro de hidrógeno y amoníaco, que provocan síntomas gripales y enfermedades respiratorias. Cuando se vierte al aire, el amoníaco se transforma en partículas de materia 2,5 cancerígenas, que penetran en los pulmones y el torrente sanguíneo. Además, el ruido, los olores y la contaminación del agua de las fábricas dañan la salud mental y física de los residentes locales. El hacinamiento y la falta de higiene, comunes en los métodos de producción intensiva, aumentan el riesgo de pandemias y de propagación de bacterias resistentes a los antibióticos. Nuestro agradecimiento, periodistas, por sensibilizar sobre los efectos de las fábricas de personas-animales. Que vuestro reportaje anime a la gente a adoptar el veganismo por el bien de la humanidad y de nuestro planeta, en gracia divina.