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Esta mañana entendí realmente por qué la gente aprecia mucho a la Maestra. […] Porque antes, solía ver a algunos de los gurús, maestros y todo eso, y la gente solía venerarlos y alabarlos y decir: “¡Vaya! Eres paciente. Eres un símbolo de paciencia, compasión, amor, tolerancia”. ¡Cualquier cosa! Y yo dije: “¡Qué! ¡Él no hace nada! Sólo va por ahí y deja que la gente se incline ante él, ¡y luego se sienta ahí y mira a los ojos de la gente! ¡Eso es todo! […] ¿Y entonces por qué la gente lo alaba tanto? ¿Qué pasa con la paciencia y la resistencia y todo esto?” Ahora lo sé. Sólo para poder sentarse allí, él ya ha tenido que atravesar un infierno antes. […]