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“Y después de haber sido recibidos para el bautismo, y forjados y limpiados por el poder del Espíritu Santo, fueron contados entre el pueblo de la iglesia de Cristo; y sus nombres fueron tomados, para que pudieran ser recordados y alimentados por la buena palabra de Dios, para mantenerlos en el camino correcto, para mantenerlos continuamente atentos a la oración, confiando solo en los méritos de Cristo, quien fue el autor y el terminador de su fe ".